PAISAJE DE ALTA MONTAÑA

El clima de montaña es más frío y con precipitaciones más abundantes que las áreas que están a su alrededor. También tiene diferencias estacionales con el entorno como los veranos más cortos y los inviernos más largos.

Las temperaturas descienden con la altura a razón de 1 °C cada 180 m, es lo que se denomina gradiente adiabático. En algunas ocasiones se produce un efecto contrario o inversión térmica por la pérdida de calor que sufre el suelo, que hace que el aire a menor altitud esté más frío. Este fenómeno suele darse al amanecer y en los fondos de los valles, donde la insolación no llega con intensidad hasta que han pasado unas horas. En relación con este factor también es habitual que se formen nieblas que van desapareciendo al avanzar el día.

Las precipitaciones se reparten durante todo el año y se incrementan con la altura. Suelen asociarse a las borrascas del frente polar, pero se incrementan por el efecto orográfico. En las cimas más elevadas, las nieves caen durante días varios meses al año y permanecen hasta la llegada del verano. En las más altas cumbres y en las umbrías protegidas del sol pueden aparecer nieves perpetuas y neveros permanentes.

En general, la montaña ofrece muchas diferencias locales y microclimas según la gradación en altura de las temperaturas, la orientación que tenga el relieve y la dirección de los vientos.

sierra aralar en guipuzcoa

En la montaña, con la altura cambian las condiciones de temperatura y humedad, las plantas se adaptan a las condiciones a cada tramo altitudinal, es decir, se distribuyen en diferentes pisos a lo largo de sus laderas. En general, desde lo más alto a lo más bajo se pueden distinguir cuatro niveles:

1. Las altas cumbres están ocupadas por zonas de rocas desnudas y por los neveros.
2. Inmediatamente después hay un segundo piso en el que crecen los prados de altura, que en las montañas del sur, con un verano cálido, pueden dar plantas espinosas que aguantan mejor la sequía.
3. El tercer nivel está ocupado por densos matorrales de piornos, genista y enebros enanos.
4. Por último, están los diferentes pisos arbóreos, a los que se adaptan las especies atlánticas y mediterráneas, según los casos.

cliserie de los pirineos

La vegetación en los Pirineos muestra una clara diferencia entre las vertientes meridionales, normalmente de solana, y las de umbría. En el sur la influencia mediterránea es mayor, por eso en los pisos bajos las temperaturas son más elevadas y hay una menor humedad. En consecuencia crecen especies como las encinas y los quejigos. A la misma altitud en las vertientes del norte y de umbría, que son más húmedas, crecen bosques de robles. Igualmente, sobre los 1.500 m se dan especies como el haya, que aguanta mal las sequías estivales, y los abetos, que soportan muy bien el frío y las nevadas invernales. Según se va ascendiendo, aparecen los pinos silvestres y pinos negros de montaña, pero a partir de los 2.400 m la vegetación arbórea desaparece para dar paso a los prados y nieves perpetuas.

cliserie cantábrica

cliserie Teide

La vegetación del Teide tiene claramente diferenciados los pisos de la vegetación desde el borde del mar hasta las altas cumbres. En las tierras más bajas crecen las plantas que necesitan menos humedad como tabaibas y cardones, mientras que los árboles crecen en las tierras altas que están más húmedas. Sin embargo, a partir de los 2.400 y 2.500 m las condiciones ambientales se hacen muy duras por el viento y la falta de suelo, por lo que solo crecen matorrales de alta montaña. La principal diferencia entre las vertientes septentrionales y las meridionales es que, en las primeras, la gran humedad que proporciona el «mar de nubes» hacia los 1.000 m permite que crezcan formaciones vegetales como la laurisilva.